Debido a causas obvias esta carta no empieza como una cualquiera. Desde tu hasta luego comuflando un adiós es todo como hasta nunca. Quizá el amor se convirtió en odio, o al revés. O quizá solo me das pena.
Aunque más pena es saber que quien debe resguardarte del peligro te cause el más grande de los daños.
Has logrado que unos ojos llenos de ilusión estén vacíos. Te felicito padre. Ya puedes morir tranquilo, que yo te reservo todas mis lágrimas.
Atte: Maijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario